Más de 70.000 personas estuvieron anoche presentes en el NRG Stadium de Houston, donde Argentina y Ecuador abrieron los cuartos de final de la Copa América. Entre ellos, una pareja tucumana, Valentina Kreisel y Nicolás Jarma Gerez, que atravesaron una verdadera odisea para poder alentar a la Selección.

De hecho, si se quiere, la odisea comenzó ya hace casi dos años. A fines de 2022, la pareja se fue a vivir a Australia. “Cuando empecé a estudiar, me puse como objetivo, cuando me recibiera, irme a vivir al exterior, a estudiar o a buscar trabajo. Si bien trabajaba mientras estudiaba, sentía que no me alcanzaba, tanto en lo económico como en lo personal; quería explorar más, quería algo nuevo”, relata Kreisel, en diálogo con LA GACETA.

Así fue como, tras buscar opciones, recibió la recomendación de viajar a Australia, donde podía trabajar legalmente con una visa de trabajo y vacaciones. “Nos encontramos con un país increíble, paisajes alucinantes, y ciudades hermosas, seguras y limpias”, reconoció Kreisel, de 26 años. Durante su estadía en el país oceánico trabajó como personal de limpieza en un hotel y en los últimos meses, como albañil en un campo de paneles solares, llevando a cabo distintas tareas.

Mientras tanto, ya en los meses previos al vencimiento de sus visa, la pareja decidió planear un viaje por el sudeste asiático, con un destino final bastante lejano: Estados Unidos. “Empezamos a fines de mayo, y recorrimos Tailandia, Malasia, Singapur y Filipinas”, detalla Kreisel, sobre los países que visitaron antes de desembarcar en tierras norteamericanas, con el objetivo concreto de ver la Copa América, y dejando atrás unos meses agotadores. “Trabajábamos 10 horas al día, seis días a la semana, y era trabajo pasado”, recuerda Valentina.

Sin embargo, todo valió la pena; tras darse el gusto de conocer el sudeste asiático, llegaron a tierras norteamericanas para cumplir un sueño que ambos tenían por su fanatismo por el fútbol: ver a la Selección.

“Mi papá me llevó a la cancha de Atlético desde chica, y seguí yendo con él y mi hermano hasta que me fui a Australia. También íbamos juntos con Nicolás, él también es fanático de Atlético”, cuenta Valentina, sobre su amor por el fútbol. “Hace dos años que no voy a la cancha, necesitaba volver a sentir esa sensación hermosa que es cantar, alentar, gritar los goles, y compartir la pasión por este deporte”, sostuvo.

El sueño se cumplió por duplicado para Kreisel; por un lado, en su faceta de fanática, y por el otro, en relación a su trabajo: es licenciada en comunicación. “Uno de mis sueños siempre fue llegar aquí, poder sentir y vivir la experiencia en primera persona”, subrayó Valentina, que verá al combinado “albiceleste” por primera vez en vivo y en directo. “No tuve la suerte de ver a la Selección nunca, esta fue la mi primera vez. Esto realmente es un sueño cumplido”, expresó.

El lujo extra para Kreisel es que pudo ver nuevamente a Lionel Messi. “En 2016 fuimos con mi familia a Europa, y fui a ver un partido de Copa del Rey, donde jugaba Barcelona vs Athletic Bilbao, por lo que puedo decir que sí vi jugar a Messi, pero nunca con la Selección”, explicó. Algo que, anoche, en Houston, cambió.

Todo por los colores

Llegar hasta Houston no fue tarea tan sencilla para Kreisel y Jarma Gerez. Aunque ya habían sacado las entradas en febrero, el problema fue el traslado para unir Miami, ciudad en la que aterrizaron un par de días antes de Argentina-Perú (“no conseguimos entradas”, aclaró), con Houston.

“Teníamos planeado sacar pasajes de avión, pero estaban carísimos; costaban como 350 dólares por persona, y eso en una low cost”, cuenta Valentina. Por eso, debieron apelar al alquiler de un auto, que les costó 375 dólares por cinco días.

Así, entonces, comenzó una travesía por ruta: debieron recorrer 2.000 kilómetros en dos días, y llegaron a Houston el miércoles. Justo para sumarse, aunque sea algo tarde, al banderazo que realizó la hinchada argentina, que copó las calles texanas.

“Estuvo bastante bueno, había mucha gente cantando, alentando. Fue en una plaza en el centro de Houston. Se vendían camisetas, gorros, banderas. Fue mucha gente que vive acá en Houston, una enorme cantidad de argentinos, y también gente de habla inglesa con la camiseta de Argentina. También había muchos venezolanos”, detalló Kreisel.

Después, claro, llegó la experiencia del partido, inolvidable y con el plus de que pudieron ver a Argentina ganar. Pero el viaje no se acaba ahí para Kreisel y Jarma Gerez; ahora volverán a Miami, y se ilusionan con estar en la final.

“Nos vamos a quedar ahí, a ver si conseguimos entradas para la final. La semi ya es demasiado lejos, y los pasajes están caros. Si no conseguimos, no pasa nada; veremos el partido en alguna pantalla gigante. Hay muchos bares argentinos, hacen banderazos y está muy bueno el ambiente ahí”, reveló Kreisel.